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Más Fe Guardando la Fe Hasta el Final


Hoy cerramos una serie que marcó nuestras vidas: “Más fe”. Durante seis semanas hablamos de lo esencial que es la fe para vivir. Porque sin fe no podemos avanzar, no podemos sostenernos en medio de la adversidad, ni alcanzar las promesas de Dios.


La realidad es que necesitamos fe todos los días. Fe para creer que Dios está obrando en nuestra vida y en nuestra familia, aunque no lo veamos todavía.


La Biblia nos muestra que la fe trasciende. Ana, en medio de su dolor y humillación, oró y creyó contra toda esperanza. Su fe no solo le dio un hijo, Samuel, sino que cambió el rumbo de toda una nación.


Así también nuestra fe hoy puede marcar la vida de nuestros hijos, nietos y generaciones futuras.

En el culto usamos un símbolo sencillo un sobre cerrado con una promesa dentro. Ese sobre representa lo que es la fe: confiar en lo que Dios dijo aunque aún no lo veamos con nuestros ojos.


Tal como dice Hebreos 11:13


“Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo”


Los héroes de la fe vivieron abrazados a promesas que muchas veces no llegaron a ver cumplidas en vida. Abraham, Moisés, David todos caminaron mirando de lejos, pero firmes en su confianza.


La fe tiene un carácter definido, y Hebreos 11 nos enseña tres aspectos importantes.


  1. La fe mira de lejos. A veces no veremos todo cumplido, pero seguimos confiando.

  2. La fe saluda la promesa. Reconocemos que lo que Dios dijo se cumplirá, aunque sea en la próxima generación.

  3. La fe confiesa nuestra identidad. Nos recuerda que somos peregrinos en esta tierra, caminando hacia un propósito eterno.

Si alguien encarna lo que es vivir por fe, ese fue Pablo. Él sufrió cárceles, naufragios, azotes y peligros de muerte, pero al final de su vida pudo decir con firmeza.


“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7).


Pablo nos enseña que la fe verdadera no se mide por los resultados inmediatos, sino por la confianza con la que terminamos la carrera.

Hoy más que nunca debemos entender que la fe no es solo recibir una promesa, sino vivir creyendo en la fidelidad de Dios, aunque no lo veamos todavía.


  • Abraham murió sin ver toda su descendencia, pero murió creyendo.

  • Moisés vio la tierra prometida de lejos, pero permaneció fiel.

  • David soñó con el templo, pero fue su hijo quien lo construyó.


Ellos murieron mirando de lejos, pero nunca dejaron de creer.


“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros” (Hebreos 11:39-40).

Esa “cosa mejor” es Jesucristo. Él es la promesa que sostiene nuestra fe.

La fe no se trata de ver resultados inmediatos, sino de permanecer confiando hasta el final. Como Pablo, podemos decir “He guardado la fe”.


No importa lo que enfrentes hoy, no importa cuán imposible parezca tu situación

Dios es fiel, y si Él lo prometió, lo cumplirá.


Mantén tus ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. Vive creyendo, declara su palabra y guarda la fe hasta tu último respiro.


Si este mensaje es de bendición para tu vida compártelo con alguien.

 
 
 

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